En terrenos con una alta alcalinidad del suelo, es decir, suelos alcalinos con un pH entre 7 y 8, esta alcalinidad se eleva por las paredes junto con el agua, lo que propicia el crecimiento del salitre en esas condiciones.
El ladrillo, al ser un material poroso, absorbe las sales presentes en el suelo donde se ha construido el muro. Estas sales eventualmente emergen en la superficie de la pared, creando esas manchas antiestéticas que todos conocemos. Si no se les da un tratamiento adecuado, estas manchas pueden tener consecuencias potencialmente graves.
La alcalinidad puede ocasionar diversos problemas debido a la descomposición de los minerales que se transportan en el agua, dañando la estructura de la pared con la formación de sales y provocando la formación de grietas si no se toman medidas adecuadas.